6. SANTIAGO DE COMPOSTELA: UN DESTINO URBANO RENOVADO DE TURISMO CULTURAL (15-27)
Santiago de Compostela era en los años ochenta una ciudad que tenía unas funciones regionales muy definidas y especializadas: la religiosa desde el siglo XII, la universitaria desde el siglo XVI, la sanitaria desde el siglo XIX, y además ser el centro de transportes y de comercio de una extensa zona rural (Precedo, A., 1998).
A pesar de ello, ocupaba un lugar secundario en la jerarquía de centralidad terciaría del sistema de ciudades de Galicia.
En efecto, en los años ochenta, ocupaba el quinto lugar, para situarse después, tras su designación como capital autonómica, en el segundo puesto (Precedo, A. Villarino, M., 1995), siendo actualmente la ciudad con mayor proyección internacional desde el punto de vista del turismo cultural, gracias a las estrategias de marketing puestas en marcha en torno al Camino de Santiago.
Los factores de renovación y marketing urbano:
el nuevo proyecto de ciudad
La creación de la Comunidad Autónoma de Galicia (abril de 1981) y la ubicación en Santiago de la capital dotó a la ciudad de nuevas infraestructuras y servicios. El gobierno regional, al comienzo de los años noventa, se planteó, como parte de los objetivos antes mencionados y dentro de la operación de marketing del Xacobeo, la adecuación de la ciudad para dar respuesta a su nueva función de capitalidad, y para las funciones propias de la ciudad que era la meta y la razón de ser del Camino, asociando ambos factores a una política de desarrollo turístico que se basó en el valor patrimonial de la ciudad como factor estratégico de internacionalización turística de la región.
Paralelamente a esta acción de la Xunta de Galicia, el Ayuntamiento de Santiago llevó a cabo una serie de actuaciones coordinadas que configuraron un nuevo proyecto de ciudad: el plan Compostela 92-99.
Los dos Años Santos consecutivos fueron el pretexto para aplicar a la ciudad el modelo de renovación urbana basado en los grandes eventos, intentando tomar el relevo al plan de Barcelona 92 pero adaptando las iniciativas a las dimensiones y características de la capital gallega.
En el marco de una estrategia conjunta, se creó una institución permanente de gestión y coordinación de las distintas administraciones públicas implicadas en la ciudad, que recogía la figura histórica del Real Patronato de Santiago, transformándolo, para dotarlo de operatividad, en una entidad más ágil y moderna: el Consorcio de la Ciudad de Santiago. Un organismo en el que están representadas la administración central, autonómica y municipal y que permite planificar y coordinar las actuaciones e inversiones previstas en la ciudad a medio plazo.
El Consorcio de Santiago asumió desde su constitución la creación de una Oficina de Rehabilitación al amparo de su Plan Especial de Protección, no sólo para frenar el deterioro del patrimonio arquitectónico de la ciudad, sino para optimizarlo como recurso turístico y cultural.
Todas estas actuaciones culminaron con la redacción del mencionado Plan Compostela 92-99, que intentó potenciar el efecto multiplicador que generarían las sinergias de dos años jacobeos próximos en el tiempo.
El punto de partida fue el plan general de ordenación urbana, en el que se establecieron los objetivos del planeamiento urbanístico, y un modelo de ciudad policéntrica, con nuevas dotaciones urbanas y las infraestructuras de apoyo.
Grandes equipamientos urbanos de escala metropolitana o regional, preferentemente culturales, fueron construidos en esos años (Auditorio musical, Palacio de Congresos y Exposiciones, Centro de Arte Contemporáneo, Centro Multiusos, equipamientos deportivos y dotaciones sociales).
También se crearon grandes espacios verdes, insertos en el tejido urbano o asociados a lugares emblemáticos de la peregrinación (Monte del Gozo), así como edificios administrativos del gobierno autonómico. Cada una de estas actuaciones fueron utilizadas como polos de generación y diversificación de nuevas centralidades urbanas, que sirvieran de apoyo al crecimiento residencial futuro, dentro de una estrategia de dinamización de los espacios urbanos periféricos, implantando así un modelo de crecimiento urbano de ciudad “discontinua y verde”, con un esquema de centralidad múltiple.
Más tarde se redactó el Plan Especial de Protección del Centro Histórico.
Por otra parte, la ciudad carecía de la oferta de alojamientos necesaria para albergar las nuevas funciones (capitalidad, ciudad de congresos y destino de turismo cultural); además para absorber el creciente flujo de peregrinos se construyó un gran albergue en donde la tradición situaba el lugar desde el cual los peregrinos veían por primera vez las torres de la catedral, y que por eso se llamó Monte del Gozo, por la satisfacción que los caminantes tenían al llegar a la ansiada meta.
Durante los quince años transcurridos, Santiago se fue afianzando en su tradicional función de meta de turismo religioso (se ofertó un itinerario que unía Lourdes, Santiago y Fátima y más recientemente la red de Ciudades Santas, con Roma y Jerusalén) y se especializó como centro de turismo cultural al amparo del auge adquirido por el Camino nominado primer itinerario Cultural Europeo, y la declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, adquiriendo, en definitiva, una imagen de prestigio a escala nacional e internacional, de forma que la rehabilitación de la ciudad mereció un amplio reconocimiento, plasmado en diversos premios v distinciones, siendo también
declarada en el año 2000 al capital europea de la cultura.
Los resultados de la renovación urbana: la especialización
de la base económica
Los planes señalados, cuya implementación coordinada constituyó un eficiente modelo de gestión, motivaron que en un corto plazo de tiempo la ciudad adaptase sus estructuras físicas y socioeconómicas a sus nuevas funciones urbanas.
Evidentemente que, en un campo como este, muchos de los inputs generados tuvieron un carácter de intangibles, y son por ello, de difícil cuantificación; pero otros pueden ser objeto de una valoración empírica, que nos permitirá concretar y objetivar el resultado alcanzado.
En los que basamos nuestra investigación.
La dinámica demográfica: como consecuencia de la capitalidad regional y de las políticas de promoción urbana, la ciudad ha experimentado un importante incremento de su población que se ha difundido por un área urbana cada vez más extensa (entre 1981 y 2004 la aglomeración creció un 12,01 %).
La ciudad, con todo, apenas alcanza los cien mil habitantes, que los supera al incluir toda la comarca (148.979 en el 2004).
Para no entrar en un análisis detallado, nos limitaremos a enumerar algunos datos cualitativos que se derivan del examen de los números.
• En número de habitantes es la cuarta aglomeración urbana de Galicia.
• La periferia urbana es la segunda en cuanto al crecimiento de la población, (después de la periferia coruñesa y por delante de la de Vigo).
• El índice de difusión espacial del crecimiento (-2,2) es el segundo más alto, tras la metrópoli coruñesa, lo cual indica el fuerte carácter expansivo de la periferia urbana.
Un modelo de crecimiento descentralizado que en la actualidad plantea importantes problemas de planificación y ordenación y que, en gran parte es consecuencia de una ineficiente gestión y del incremento del valor del suelo, que es común a otras ciudades. En efecto, al hacer un estudio comparado con las restantes aglomeraciones urbanas gallegas, observamos que en las demás ciudades, además del precio de la vivienda, la descentralización del crecimiento obedece a factores como los siguientes: reducida extensión del municipio central, densificación urbana, descentralización del espacio productivo, o en general un proceso de metropolización avanzada.
En el caso de Santiago, salvo el precio del suelo, no se da ninguno de esos factores, sino que obedece a la falta de una gestión adecuada del suelo urbano planificado dentro de un término municipal mucho más extenso que el área edificada actual, y en gran parte rural. Esto condujo a importantes disfuncionalidades en los sistemas de movilidad y en la accesibilidad, acentuada por una deficiente red de transporte público.
Un grave problema de saturación, cuya corrección está generando un importante esfuerzo inversor, y cuyas consecuencias pueden considerarse excesivas en relación
con el tamaño de la ciudad.
La especialización turística. Además de la creciente evolución de las pernoctaciones (ver cuadro 14) que solo en parte reflejan el flujo de visitantes y peregrinos (la proporción de excursionistas es muy elevada) el indicador más significativo de la especialización turística de la ciudad fue la evolución de la oferta hotelera, que, por un lado, atrajo importantes inversiones privadas, principalmente de las grandes cadenas nacionales, y por otro, propició la creación de una red de pequeños hoteles con encanto en edificios históricos bajo la una marca local: “Pousadas de Compostela”, una acción promovida por pequeños inversores locales.
• En tan solo veinte años se duplicó el número de plazas hoteleras, pasando de 1.589 en 1985 a 3.216 en el año 2005.
• También se incrementó el número de hoteles (pasó de 47 a 110), pero el índice de crecimiento fue menor que el de las plazas lo que indica que las nuevas inversiones se orientaron hacia establecimientos de mayor tamaño.
• Los mayores incrementos se produjeron en los hoteles de más categoría, principalmente los de cuatro y cinco estrellas, lo que pone de manifiesto un cambio de la demanda hacia usuarios de nivel medio-alto (atraídos también por la Administración)
Esta evolución tan positiva había de producir un efecto multiplicador en los servicios turísticos, lo cual, a su vez, favoreció la atracción de nuevas inversiones