Cada reaparición de la princesa Masako es una buena noticia. Tras estar más de 10 años sumida en una depresión, derivada del estrés que provoca el peso de la corona japonesa, en los últimos meses la consorte del príncipe Naruhito va recuperando poco a poco su agenda.
Su última aparición pública ha sido en el aeropuerto de Japón, mientras despedía a su marido que partía a Estados Unidos. Fiel a su estilo, ha optado por un 'outfit' monocolor con abrigo blanco y 'clutch' y tacones bajos a juego. Los complementos siguen la misma línea de discreción, con unos pendientes de perla como único adorno.
Los japoneses miden sus actos oficiales como un síntoma de mejoría de su salud. Tras casarse en 1993 con el heredero al trono japonés y no poder cumplir con sus arcaicas exigencias como la de engendrar un varón, esta mujer, educada en las mejores universidades del mundo (entre las que se encuentran Harvard, Oxford y Tokio), cayó en una depresión inducida por la presión y el estrés. De esta forma, Masako "humanizaba" la corona y rompía el estereotipo de la perfecta e inmaculada princesa de los cuentos. Poco a poco, parece recuperarse.
La princesa Masako encarna en su 'look' los valores de una casa real tan tradicional como la japonesa. En sus contadas apariciones de los últimos años, apuesta siempre por el mismo estilismo, de corte clásico: trajes de chaqueta con falda a la altura de la rodilla y tacones bajos. Repasamos su estilo.